El Salvador renunció a su política monetaria en el año 2001, adoptando el dólar estadounidense como moneda de curso legal, por lo que, para disponer de moneda debe generarla exportando y atrayendo inversiones extranjeras; sin embargo, debido a que históricamente el país importa más de lo que exporta y registra saldos netos negativos de pago a factores externos de producción, pierde más moneda de la que genera, compensándola a través de transferencias corrientes (remesas familiares) y mediante préstamos; no obstante, la capacidad de endeudamiento de cualquier país tiene límites; en tal sentido, el gobierno salvadoreño decidió explorar otras alternativas de atracción de inversiones y para modernizar el país, autorizando la circulación del Bitcoin como moneda de curso legal e impulsando tecnologías basadas en blockchain para remontar el estado de desarrollo en que se encuentra. Este trabajo analiza básicamente el proceso normativo y operativo seguido (la estrategia), desde el 7 de septiembre del 2021, para la adopción de dicho activo intangible, como moneda de curso legal, en paralelo, a la circulación del dólar.