ALMA DE CARBÓN
Charley Hastings apenas tenía nueve años cuando comenzó a odiar el carbón y lo hizo sin darse cuenta, progresiva y lentamente, como un insecto que se metamorfoseaba dentro de su alma por debajo de la piel en un monstruo que se apoderó de su corazón y lo transformó con los años en una masa oscura y sin forma que bombeaba sangre negra y envenenada a cada rincón de su cuerpo, pero que curiosamente le permitía continuar siendo el mismo en apariencia.
No lo vio llegar ni sintió cuando se posó sobre él, apoderándose poco a poco de cada pedazo y siguiendo luego con sus pensamientos, sus ideas, sus sentimientos, llegando a ser esa oscuridad fatal la dueña y controladora de sus actos y sus deseos… o al menos eso era lo que cualquiera podría pensar si conociera la historia de su vida y lo observara disfrutando cómo se consumía entre las llamas el cuerpo sin vida de una completa desconocida que acababa de violar y asesinar; pero para llegar a ese punto tenían que transcurrir muchos años, desde que nació en ese oscuro rincón de un valle al sur de Gales.
Sentado en una roca bajo el breve techo que tapaba algo parecido a un portal en su casa de madera y piedra, pasaba la mayoría del tiempo protegiéndose del sol o de la lluvia, dependiendo de cuál fuera el caso y jugando con cuatro o cinco canicas fabricadas por él mismo con migas de pan y saliva, buscando olvidar esas voces malignas que siempre rndaban sus pensamientos y que desde luego no eran muy buenas consejeras.