Ribby Balustrade no tuvo una infancia muy buena, con una madre borracha y maltratadora con la que lidiar.
Aun así, se entregó desinteresadamente: entretenía a los niños en el hospital.
Pero a veces ya es suficiente...
Fue entonces cuando una voz interior respondió.
Y matar para ella era tan fácil como flirtear.
A veces todo sale bien: ésta no es una de esas veces.